Actualmente, llevamos más de un mes confinados en nuestros hogares.
Hemos podido darnos cuenta de que servicios conforman el grupo de los catalogados como esenciales. El protagonismo que han adoptado estos servicios ha permitido sacar a relucir una vez más, la precariedad que envuelve a estos trabajos. Todos ellos se caracterizan por tener unas condiciones laborables desastrosas. Entre esos servicios esenciales encontramos las trabajadoras de las residencias, dichas trabajadoras con esta crisis se han visto sobrepasadas por el abandono por parte del Govern de la Generalitat. No obstante, este suceso no es novedoso, puesto que viene sucediendo, desde hace años, por los recortes llevados a cabo tanto por la Generalitat como por parte del gobierno central, durante la del Partido Popular caracterizado por la externalización de las residencias a manos de empresas privadas que lo único que buscan es enriquecerse, dejando el cuidado de las personas en un segundo plano.
Los oficios de gerocultoras, auxiliares, sociosanitarias son unos trabajos muy feminizados y bastante precarizados. Las tareas que realizan las trabajadoras, entre otras, son servir y dar de comer siempre que el usuario o usaría lo requiera y hacer higienes que implican bañar a un usuario o usuaria trasladándolo a la ducha adaptada o desde está a la cama. Las tareas de las higienes implican que siempre sean dos trabajadoras las que tienen que realizarlas, no obstante, esto no siempre sucede en estas condiciones. Estas trabajadoras tienen que hacer quince higienes ellas solas en un tiempo determinado muy limitado, porque esta todo pautado, eso implica que los cuidados que tienen que darles a nuestros mayores no son de calidad, además, ahora esta situación se ha visto agravada por esta crisis sanitaria. Tanto usuarios, usarías y trabajadoras se han visto abandonadas por la Generalitat. Decretando medidas muy tarde, muy laxas y sin acompañamiento de material de protección.
Un trabajo que implica un sueldo que no roza los 1.000 euros, los sindicatos llevan reclamando las mejoras de sus condiciones desde hace años, no obstante, no se llevan a cabo estas mejoras de convenio a nivel autonómico por la congelación de las tarifas por parte de la Generalitat, mejoras que casualmente no están previstas en los nuevos presupuestos. Flaco favor les ha hecho, ahora mismo estas trabajadoras están desbordadas, y la falta de personal en este sector ha aumentado a causa del incremento de personal en baja, por síntomas de covid-19 o aislados. La gestión de las nuevas contrataciones presenta unas tendencias alarmistas, no sólo por el riesgo que contiene este sector derivado del COVID-19 sino también porque ninguna persona esta dispuesta a arriesgarse por 900 euros al mes. El hecho de externalizar los servicios ha comportado la práctica de unas pésimas condiciones laborales hacia las trabajadoras, y unas pésimas condiciones de las personas que viven en estas instalaciones, dado que estas empresas solo buscan beneficios y recortar en personal o material es la mejor manera.
Ha tenido que venir una crisis de este nivel para que se vea reconocido este trabajo tan necesario, reconocido y que salga a la luz las condiciones laborables deleznables que sufren. No obstante, a día de hoy, el Govern de Generalitat sigue teniendo como prioridades otras actividades, que no son los servicios sociales y la sanidad, sino otros intereses más partidistas que no resuelven los problemas de las personas más vulnerables.
Mercedes Pérez Tamarit
Primera Secretària de la JSC Cornellà de Llobregat